Jueves 16 de enero de 2014
Avelino Rodríguez González
Teniente 2º
El Teniente 2° Avelino Rodríguez nació en Santiago el 10 de noviembre de 1852, siendo hijo de don Agustín Rodríguez B. y de doña Teresa González.
El 9 de enero de 1867 se incorporó a la Escuela Naval, cuando aún no cumplía los 15 años de edad, permaneciendo en este establecimiento hasta marzo de 1870, cuando fue trasladado a la Escuela Militar, conforme a un plan de escuelas unidas.
Fue nombrado Aspirante de Marina el 9 de febrero de 1872; pasó luego a la Escuela Naval, que funcionaba en el corbeta "Abtao" que se hallaba de estación en Mejillones, teniendo como compañeros de cámara, entre otros, al Teniente 2° Manuel Joaquín Orella Echanez y al Ingeniero Vicente Mutilla.
En noviembre de 1876 se trasladó al blindado "Cochrane" , que al mando del Capitán de Navío Enrique Simpson Searle, debía partir a Europa a completar su construcción, pues había llegado a Chile sin su forro de cobre en el casco. Hallándose en el astillero de Hull, el Ministro de Chile en Francia, el señor Alberto Blest Gana, le informa que por invitación del gobierno francés, sería embarcado en naves de esa nacionalidad, haciéndolo sucesivamente, en los acorazados de primera línea "Magnanime", "Trident" y "Richelieu", este último, buque insignia de la escuadra del Mediterráneo.
Al comenzar el año 1879 la situación política con Bolivia era extremadamente delicada y se preveía un conflicto armado con este país y el Perú. Por ello el Guardiamarina Rodríguez debió regresar en un vapor de la carrera, llegando a Valparaíso en abril de 1879. Fue embarcado en la corbeta "O'Higgins", a bordo de la cual tomó parte en la Batalla Naval de Angamos, en la división del Comandante Juan José Latorre Benavente, persiguiendo a la corbeta peruana "Unión".
El 15 de enero de 1881, terminada la batalla de Miraflores, en la cual la Armada apoyó el Ejército con bombardeo naval, al darse orden de cesar el fuego, en el blindado "Blanco" el cañón que cubría el Teniente Avelino Rodríguez y sus hombres, quedó con un proyectil en la recámara.
El Teniente Rodríquez pidió permiso para disparar el cañón, pero el Comandante Luis A. Castillo, se negó, ordenando, en cambio, que se extrajese el proyectil. Al hacerlo lamentablemente explotó, hiriendo de muerte al joven oficial y dos hombres más, siendo los últimos marineros muertos en esa guerra. Su cadáver fue enviado a Santiago al cuidado de su familia para su sepultación.